PANTALLAZOS (CRÍTICAS DE BRAGATO Y PIERRE)

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jueves, 25 de agosto de 2016

"BEN HUR", "MIEDO PROFUNDO", "SANGRE EN LA BOCA", ESTRENOS DE CINE JUEVES 24 DE AGOSTO 2016



JUEVES 24 DE AGOSTO DEL 2016.-
Diez estrenos se insertan en la cartelera porteña. Entre ellos, “Mi papá es un gato”, de Barry Sonnenfeld, con Kevin Spacey y Christopher Walken. Algo así como “hay una chica en mi cuerpo”, nada más que aquí la cuestión es en un gato. “Mike y Dave, los busca novias”, de Jake Szymanksi, con Zac Efron, es un canto al desenfreno juvenil, género en el que está encasillado el protagonista. “La del Chango” es el documental de Milton Rodríguez sobre la vida del gran músico Chango Farías Gómez, “Marama-Rombai, el viaje”, es otro documental sobre los dos conjuntos de moda realizado por Federico Lemos y finalmente “Nacida para morir” (del 2014) un film bizarro de Andrés Borghi, para fans del género.
SANGRE EN LA BOCA
De Hernán Belón. Con Leonardo Sbaraglia, Eva de Dominici, Erica Bianchi, Osmar Núñez, Claudio Rissi, entre otros. Música de Luca Clut. Duración: 97 minutos. Coproducción Argentina.Italia.
BUENA. “ROCKY” A LA ARGENTINA
Esta película de Hernán Belón está basada en el cuento homónimo de Milagros Socorro, ubicado en el ambiente pugilístico. Es un retrato crudo, sin redención, a la manera de “Toro salvaje” o la saga “Rocky” pero con secuencias muy argentinas.
Nos narra la vida de “Ramón Alvia” (Sbaraglia), profesional del boxeo de casi 40 años que está al final de su carrera. Ganó el título sudamericano pero todavía tiene esa llama sagrada que no lo deja abandonar el ring. Está casado con “Carina”(Erica Bianchi), de origen italiano y tiene hijos. Ese es el futuro, diferente a la vida entre entrenamientos y peleas que viene llevando.
Surgen actores muy sugerentes e inspirados que rodean al protagonista: su promotor es Di Nucci (el notable Osmar Núñez) y su gimnasio está a cargo de “Mario” (Claudio Rissi). Aparece una boxeadora amateur, “Deborah” (Eva de Dominici) y la cuestión cambia, se torna salvaje, sexual, descontrolada.
La narración de Belón transita entonces por un paroxismo sexual entre el personaje de Leonardo Sbaraglia y el de Eva de Dominici que se muestra impúdica de forma exagerada. Ambos actores tienen una catarata de encuentros sexuales en los que se apoya la historia, no hay rincón que los amantes dejen sin tener sexo: camas, bañeras, mesas. Todo lo que sigue es más que previsible: la esposa que se va, el futuro que se esfuma. Destino común de tantos mortales.
La calificación de buena es tan solo por las actuaciones del elenco y, en el caso específico de Eva de Dominici, por esa impudicia salvaje que muestra ante cámaras. De allí que consideremos que este film es un “Rocky a la argentina”, debido a la costumbre nacional de narrar –más allá del cuento homónimo – a través de escenas sexuales dejando de lado el desarrollo de de los personajes. Mucho desnudo, mucho sexo, y un film que desbarranca en la previsibilidad.
Carlos Pierre
BEN HUR
De Timur Bekmambetov. Con Jack Huston, Morgan Freeman, Toby Kebbell, Rodrigo Santoro, entre otros. Música de Marco Beltrami y otros. Duración: 124 minutos. Remake del film de 1959 de R. Wilder.
REGULAR. POLICIAL EN ÉPOCA DE LOS ROMANOS
Esta remake (la quinta) de la novela de Lew Wallace, escrita en 1880, intenta agilizar cierta teatralidad de la excelente versión de 1959 del director Willy Wilder (ganador del Oscar por la película), con Charlon Heston y Stephen Boyd, como “Judah Ben Hur” y “Messala Severo”, pero cae en la confusión histórica, mezcla de personajes de films épicos, y en secuencias ridículas, cuanto menos sin relación alguna con la historia de los hechos que nos llegaron sobre la muerte de Jesús, el Nazareno.
Es, además, una versión para el verano de los Estados Unidos, muy ligera, light, sin fuerza, con un pecado notable: no sabemos por qué el director y los guionistas sacaron la espiritualidad y la valentía del personaje “Judah Ben Hur” para caer en una suerte de policial de la época romana sin ton ni son. La base de la historia de Wallace y del film de 1959 fue la rivalidad religiosa entre Ben Hur y el tribuno Messala por sus creencias: el primero, monoteísta que defendió a su pueblo de la invasión de los romanos, y el segundo, soldado romano devenido en tribuno y dispuesto a todo por el poder, incluso martirizar a su mejor amigo.
En la versión de Timur Bekmambetov (director ruso-americano muy galardonado y con extensa filmografía) nada de esto surge con potencia, con fuerza. Ben Hur, protagonizado por el carilindo desconocido Jack Huston, es un príncipe judío que se cría con Messala, a cargo del menos carilindo Toby Kebbell. La secuencia inicial nos muestra a los dos jóvenes como hermanos de la vida corriendo carreras de caballos, hasta que Ben Hur se hiere fuertemente y, por arte de magia, los caballos desaparecen siendo trasladado a la casa del soldado romano.
La liberación de los esclavos tampoco surge del relato propuesto. La joven que ama Ben Hur se va con un novio anciano quien permite que el príncipe judío bese a la novia apasionadamente en el carro que la traslada y se quede con ella. Insólito e inverosímil.
Hay algunas secuencias respetadas tales como la de la galera, hacia donde es llevado Ben Hur porque Messala no acepta que no sea su “soplón”, y la madre y la hermana de éste derivadas a un leprosario. Pero nada se dice sobre la salvación de Ben Hur de su destino en los mares, de cómo se transforma en un romano. La aparición de Jesús, que en el film de 1959 tiene un sentido religioso profundo, es la de un joven carpintero al que nadie se le opone, no hay sermones ni la atracción sobre multitudes judías. Se establece como novedad entre comillas un parangón entre el calvario de Ben Hur y el de Jesús, ambos –en cada caso- se ofrecen agua.
La mejor secuencia, pivot del film, está en la carrera de cuadrigas en las que Messala y Ben Hur se enfrentan a morir. Es extensa, con muchos efectos especiales muy logrados. Pero no justifican la historia presentada.
Resulta ridículo, por darle un calificativo, las palabras de Jesús moribundo en la cruz a Ben Hur, sin mostrar dificultades para hablar cuando su cuerpo está ensangrentado con huellas evidentes de las torturas recibidas. Inapropiado y sin respeto a la historia conocida. No es creíble porque, además, luego de esa casi “charla” con Ben Hur a quien solo vio dos veces, se escucha la frase “Padre, no sabe lo que hacen” y fallece.
El rol del “africano” de Morgan Freeman, con largas rastras o “dreadlocks” lo asemejan más a Bob Marley que a un africano puro, reemplazando al árabe del film de 1959, el hombre de fortuna que le enseña a Ben Hur a manejar las riendas en las cuadrigas.
El impacto visual se desploma, decae. Los “soundtracks” como música incidental le quitan fuerza a la pobre narración, da la impresión de ser un “western” y no un film épico, género del que no tiene nada. Hay un “mix” de personajes, repentismo histórico que confunde, provocando sabor a nada: esta película no tiene nada que ver con la historia de Ben Hur, aunque tome los personajes y algún otro detalle. Se esperaba una remake con todas las letras y no una versión pasteurizada de una historia que, aunque no real, conmovió a lectores y espectadores durante más de un siglo.
Elsa Bragato
AMIGOS DE ARMAS
De Todd Williams. Con Miles Teller, Jonah Hill, Bradley Cooper, entre otros. Música deCliff Martínez. Duración: 114 minutos.
BUENA. COMEDIA DIVERTIDA Y CÍNICA
Resulta divertida y, al mismo tiempo, con bastante profundidad este encuentro entre dos amigos de la infancia, “David” (Miles Teller( y “Efraím” (Jonah Hill), el primero con familia y pobre y el segundo sin familia pero con mucho dinero. Todd Williams sale del género de “Qué paso ayer”, que tanto éxito le dio, para meterse, aún con la misma mirada cínica y al mismo tiempo divertida de la famosa saga, en un tema difícil: el contrabando de armas, basándose en el caso de dos jóvenes que ganaron 300 millones de dólares por vender armamento al Pentágono para los soldados americanos en Afganistán.
“Efraim” descubre una veta en las licitaciones del Pentágono y la utiliza, hasta que, entre ellas, les surge la posibilidad de vender miles de balas y de armas al Pentágono, una venta que no harían las industrias de armas.
A partir de esta premisa, el film gira en la relación entre los dos amigos, en las consecuencias que la vida nueva de “David” trae en su hogar, y en los riesgos que van creciendo al tener que tratar con contrabandistas y mafiosos. El pago exorbitante del Pentágono los pone al filo de la investigación y de la muerte.
La película entretiene de principio a fin, atrapa también porque el tándem actoral tiene mucha química asegurando una comedia-thriller diferente. Aún con algunos lugares comunes, asombra una vez más la naturalidad con que el cine de Hollywood pone sobre el tapete los grandes fraudes o los graves errores de muchos de sus ciudadanos sin que medie algún tipo de censura. Se habla, en definitiva, de la ingenuidad nada menos que del Pentágono, de la debilidad que tuvo en las licitaciones publicadas online, y en la inseguridad que queda expuesta al no verificar quiénes, en este caso, vendían armas a los soldados del ejército americano. Por esto, la comedia es buena y hasta muy buena, diferente y atractiva.
Elsa Bragato
MIEDO PROFUNDO (THE SHALLOWS)
De Jaume Collet-Serra. Con Blake Lively, Oscar Jaenada, Angelo Josue Lozano, José Manuel Trujillo, entre otros. Fotografía de Flavio Labiano. Música de Marco Beltrami. Duración: 86 minutos.
MUY BUENA. PLAYAS PELIGROSAS
Desde “Tiburón”, hoy un clásico, surgieron películas (decenas…) donde el mar y sus habitantes estremecieron a millones de espectadores, con mayor o menor éxito. “Miedo profundo”, o bien “The shallows” o zonas bajas o poco profundas, atrapa al espectador en 80 minutos de los 86 que tiene. Impresiona, perturba, hace saltar de la butaca. La cercana playa, de aguas casi al ras se opone al terror visceral que se genera.
El director catalán Jaume Collet-Serra es el mismo de “La huérfana”, un thriller de ésos que se consideran “hitos”. Y maneja con escasos elementos los sentimientos de la audiencia: unas pocas rocas a manera de isla, una gaviota herida, una bella chica americana gran surista, un tiburón, una ballena muerta, una boya gigante, un niño y una cámara de las llamadas “Gopro”. Con estos elementos, arma una narración a la que no le hace falta nada, ni siquiera algún momento melodramático como el mensaje que “Nancy” (la esbelta Blake Lively) le deja a su padre y su hermana menor, o sus gritos de ayuda que son considerados como saludos desde lejos.
La cierta previsibilidad (se sabe que los muchachos que andan en cuatro por cuatro en la playa mexicana no la verán) produce una baja de la tensión, cierto respiro en el espectador, pero hasta ahí porque Collet-Serra tiene todo orquestado para que “Miedo profundo” sea lo que su título indica: un miedo que se transforma en pánico, que obliga a aferrarse en la butaca para no seguir saltando por los sustos, o bien a taparse los ojos para no ver cómo “Nancy” se atraviesa la piel con unos puntiagudos aros para cerrar la tremenda dentellada del tibiurón. Si les gustan las películas de género, ésta es una imperdible, filmada en una paradisíaca playa de México. ¡Más que efectiva!
Elsa Bragato
EL APOSTATA
De Federico Veiroj. Con Alvaro Ogalla, Barbara Lennie, Marta Larralde, Vicky Peña. Guión de Alvaro Ogalla, entre otros. Duración: 80 minutos. Coproducción de España, Francia y Uruguay.
REGULAR. LABERINTO AGOTADOR
Un apóstata es quien niega la fe cristiana. Suele ocurrir en la adultez cuando se reniega del bautismo de nacimiento que es uno de los sacramentos de la Iglesia Católica.
Esta historia está basada en episodios de la vida de un amigo del realizador uruguayo Federico Veiroj , el madrileño ALVARO OGALLA, quien pasó por esa instancia de apostasía por la relación con una prima y actos crueles de su infancia.
Es el propio Alvaro Ogalla como el protagonista “Gonzalo Tamayo” quien actúa su propia vivencia debutando en el cine como actor dado que en su país natal solo había trabajado en áreas técnicas y de programación en la Filmoteca Española y en la sala de proyecciones del Museo del Prado, entre otras tareas.
Dueño de una espiritualidad ajena al Cristianismo, nuestro personaje lucha, insiste de principio a fin en que la Iglesia debe borrar su bautismo. Reniega del mismo. Y es la narración en sí misma que recorre esta travesía sobre la apostasía de “Gonzalo”, a quien la religión heredada no le importa.
Veiroj realiza varios fatigosos intentos por abordar el alma de “Gonzalo” quien cae una y otra vez en la cama de su prima, enfrentándose a la institución eclesiástica que no es permeable a sus pedidos. Es tan recurrente, tan circular el guión que tantas idas y venidas provocan cansancio. Es un laberinto agotador.
Para el personaje, el convencimiento –del que no sale en toda la película – es borrar el pasado para aceptar su presente, borrar del alma aquello que le duele y perturba, pensando que, con arrancar la hoja donde está el Acta de Bautismo, se solucionará. Se olvida de su propia alma y de las huellas que han quedado en ella, imborrables. Por supuesto, es un tema existencial, hace a la vida misma, pero el director no va más allá de las tribulaciones con los sacerdotes que tiene “Gonzalo”, las peleas, las discusiones. El ámbito del alma queda reservada para mejor ocasión.
La película recorrió ya ocho festivales: San Sebastián, Rotterdam, Zurich, San Pablo, Mar del Plata, entre otros. Y ha tenido diferentes aceptaciones. El gran problema del guión y de la narración, que pudo superar lo escrito con una cámara más inquieta, es la superficialidad. No caben dudas de que pudo tomar un camino más serio y profundo, atentos a la inquietud humana sobre las virtudes, los pecados, las pertenencias, la vida y la muerte. Mucho ruido, pocas nueces partiendo, y esto hay que destacar, de una idea que prometía mucho.
Carlos Pierre

jueves, 18 de agosto de 2016

"DOLORES", "ELPULSO", "HEIDI", "NO ME MATES", ESTRENOS DEL JUEVES 18 DE AGOSTO DEL 2016



JUEVES 18 DE AGOSTO DEL 2016.-
Doce estrenos se incorporan a la cartelera cinematográfica del país. Entre ellas, “Un espía y medio”, comedia de Rawson M. Thurber, basada en una pareja-despareja; “Analizando a Philip”, de Alex Ross Perry; ·Nada es lo que parece 2” de Jon M. Chu; “El exorcismo de Anna Waters”, de Kelvin Tong y las nacionales “El cielo escondido”, décimo film de Pablo César, y la ficción “Taekwondo”, de Marco Berger y Martín Farina, con sexualidad explícita e implícita.
DOLORES
De Juan Dickinson. Con Emilia Attias, Guillermo Pfening, Mara Bestelli, Roberto Birindelli, Felipe y Mateo Flossdorf, Manuel Vicente, entre otros. Música de Leo Gandelman. Duración: 98 minutos.
MUY BUENA. EMILIA ATTIAS, NUEVO ROSTRO DEL CINE NACIONAL
Ubicada entre los años 1939 y 1953, el realizador Juan Dickinson (reconocido internacionalmente por su carrera como documentalista) aborda un tema poco conocido: el alistamiento de los residentes británicos en el país para ir a combatir por su país en la Segunda Guerra mundial contra el nazismo. Dickinson hace una muy buena recreación de época dándole verosimilitud al guión: la gente que iba entonces a los cines para ver los noticieros semanales y enterarse del desarrollo de la guerra, sumándole un vestuario propio de los 40 así también como el habla-vocabulario de entonces. Pocos saben, por una cuestión generacional, que el cine ofrecía las noticias que hoy vemos en la televisión a toda hora, renovándose la información cada 7 días.
Emilia Attias encarna a “Dolores” quien regresa al país para hacerse cargo de su sobrino de 8 años, al fallecer su hermana. Este hecho y el advenimiento de la segunda conflagración mundial en el Viejo Continente sirven para ambientar una historia interesante que tiene transposiciones temporales: se inicia en 1953 cuando el niño, ya un jovencito, regresa al hogar. Y de allí Dickinson se corre a 1939, en el momento en que Alemania invade Polonia. Año en el que Dolores regresa no solo por el niño sino por el amor inconcluso que supo tener por su cuñado, personaje a cargo de Guillermo Pfening, generándose una serie de situaciones atrapantes porque no será el único hombre que se enamore de ella.
Como curiosidad, los gemelos Felipe y Mateo Flossdorf que componen interactúan sin que el espectador pueda darse cuenta cuándo es uno o el otro en el rol del sobrino huérfano de madre. Esta interacción se debe a los exigentes horarios que tienen los niños para trabajar en un set. Luego de determinado tiempo, deben ser reemplazados. Los gemelos pudieron hacerlo de manera imperceptible.
Otros logros del film de Juan Dickinson están en la fotografía y el diseño de arte, generando una ambientación bella y esencialmente emotiva. La historia transcurre en una residencia de la zona de Luján con exteriores en estilo inglés mientras que su decorado interior tiene estilo español.
Merece destacarse la actuación de Emilia Attias quien se pone al hombro el protagonismo del film con convicción, de manera desafiante y valiente al enfrentar las convenciones sociales que su pasión genera. Es sin duda uno de los grandes papeles de esta joven actriz, que emerge como una de las nuevas artistas nacionales en el cine para tener muy en cuenta.
Carlos Pierre
EL PULSO
De Tod Williams. Con  John Cusack, Samuel K. Jakcson, Isabelle Fuhrman, Stacy Keach, entre otros. Música del brasileño Marcelo Zavros. Fotografía de Michael Simmonds. Duración: 98 minutos.
BUENA. CELULARES EN LA PICOTA
Zombies vemos desde la década del 70 a través de la notable creación de George Romero. Hasta ahora, los virus y los cementerios eran el centro de generación de estos “muertos vivos” sedientos de carne humana. Tod Williams y sus guionistas, entre quienes está Stephen King (autor de “Misery”, “Cementerio de animales”, “El resplandor), uno de los notables escritores norteamericanos dedicados al género del terror, lograron una vuelta de tuerca: las ondas de los celulares. Una llamada que puede ser fatal, enloquecer y transformar en zombie a cualquiera. “Clay Riddell” (John Cusack) llega a un aeropuerto, se comunica con su familia y, repentinamente, ve cómo la gente cae enloquecida de dolor, desde los controladores de vuelo hasta los pasajeros. Un paneo interesante de Williams en todos los sectores del aeropuerto perturba a través de tomas breves, buen montaje, ágil e inquietante.
De aquí en más, la ocasional amistad con un sobreviviente, Tom McCourt (Samuel L. Jackson) le permite ir sorteando la locura desatada en la ciudad, el avance de los zombies y los francotiradores que intentan ponerse a salvo.
La historia tiene algunos desmadres dentro del subgénero “distopías apocalípticas”, hay un enloquecimiento general de toda una población que tiene una explicación técnica creíble pero que desarticula, en buena medida, el aspecto familiar de los personajes. La reunión entre Cusack y Jackson surge un tanto forzada si bien luego cobra sentido en sí misma, así como la relación entre “Riddell” y su hijo (Ethan Casto). El desenlace y el final resultan abruptos por una postproducción que intentó aligerar la trama.
La crítica está muy clara: la dependencia a las tecnologías puede traer consecuencias nefastas, y tiene directa relación con la deshumanización individual: hablar mirando el celular es uno de los males sociales actuales. Pero, si uno atiende una llamada, la cuestión para Tod Williams (realizador de la estupenda “The door in the floor”) y Stephen King puede desatar la peor de las catástrofes sociales. Para fans del género.
Elsa Bragato
HEIDI
De Alain Gsponer. Con Anuk Steffen, Bruno Ganz, Isabelle Ottmann, entre otros. Música, Niki Reiser. Duración: l06 minutos.
BUENA. HISTORIA QUE SIEMPRE ATRAE
La novela original de la autora suiza Johanna  Spyri, escrita en 1880, ha recorrido una exitosa travesía, siendo el libro infantil más leído de la literatura helvética con varias adaptaciones al cine, series televisivas, obras de teatro, musicales y hasta parque temático (Heidiland).
La literatura infantil tiene hoy en el cine una serie de artilugios notables, como el”mix” entre actores reales y otros creados por computación. El realizador cinematográfico Alain Gsponer, de origen suizo, buscó la personificación real para Heidi eligiendo a la niña de l0 años Anuk Steffen, tras un casting de 500 postulantes, dueña de un talento y un magnetismo especiales.
No resultó fácil la filmación a 2000 metros de altura porque, en la Suiza actual, allí están ubicados los cables de alta tensión. Y a esa altura estaba ubicado el primer hogar de Heidi, según Spyri.
En esta historia tradicional, que merece ser leída y vista por los niños de hoy, hay que resaltar las actuaciones del gran Bruno Ganz como el abuelo tosco y gruñón “Alpohi”que no aceptó en un principio a su nieta Heidi ( Anuk Steffen) el pastor “Pedro”; la niña acaudalada y paralítica “Klara”, la tía “Dete” y una institutriz déspota. Las idas y venidas de Heidi desde la comunidad alpina donde vive con su abuelo a la ciudad de Frankcfurt donde está su tía, que trabaja para una familia rica, van determinado situaciones tensas y de tristeza para la pequeña huérfana.
La calidad visual del film es favorecida por el proverbial paisaje alpino con tomas abiertas y grandilocuentes, aunque no le van en zaga los planos íntimos y cercanos generándose un clima de simpatía y calidez en muchas secuencias y un mensaje directo con los sentimientos de Heidi: la luminosidad de las montañas solo se ve cerca de su abuelo. Un aporte sólido es la música incidental del conocido Niki Reiser, sin caer en rancios temas folklóricos.
Es una buena propuesta del cine suizo- alemán al llevar al cine una historia que conmovió a varias generaciones de chicos del siglo pasado y que hoy día, por una tecnología voraz, aunque necesaria, aleja de la lectura de hermosas historias. Heidi se compra el corazón del espectador con su espontaneidad.
Carlos Pierre
NO ME MATES – LA HISTORIA DE CORINA FERNÁNDEZ
De Gabriel Arbós. Con Ana Celentano y Alejo García Pintos. Duración: 80 minutos. Música de Pablo Córdoba. Fotografía de Hugo Colace.
MUY BUENA. PRIMER FEMICIDIO DEL PAÍS
La historia de Corina Fernández recorrió hace pocos años atrás todos los noticieros: su marido, del que se había separado, la esperó en la puerta del colegio donde acababa de dejar a las dos hijas del matrimonio, y descargó todo el cargador de su revólver sobre el cuerpo de Corina. Aún hoy le quedaron dos balas en los pulmones y, si bien sobrevivió milagrosamente, la justicia condenó a Javier Weber a 21 años de prisión, donde falleció el 30 de abril del 2014.
Gabriel Arbós registró un docuficción: abre Corina Fernández narrando su historia paso a paso, una mujer de clase media alta con carreras universitarias, padres diplomáticos y un rápido enamoramiento de un joven al que conoció en un bar, Javier Weber, teniendo ella solo 23 años. Estuvieron juntos casi 17 años y desde el noviazgo hubo indicios de violencia, celos injustificados, reacciones contra jefes de trabajo o profesores de la universidad, entre otros como arrojarle agua con un vaso y llegar a atarla a una silla.
Finalmente llegó el día de la gran paliza cuando Corina se negó a darle la contraseña del email de su oficina. Y la amenaza de muerte.
En todo este relato profundamente doloroso, Corina Fernández hace otra denuncia a la que no se le presta la debida atención: la lentitud de la justicia argentina, la inoperancia en los casos de familia, sin que esto les haya importado mucho a quienes recibían sus diarias denuncias, 80 en total.
La ficción de los hechos están a cargo de la excelente Ana Celentano y del verosímil Alejo García Pintos, cuya transformación en hombre violento demuestra una compenetración profunda con el personaje.
Corina Fernández hizo denuncias, pidió cautelares, para salvar a sus dos pequeñas hijas y recuperarse de los balazos recibidos; se quiebra al decir que hace este documental ficcionado para alertar a todas las mujeres que padecen violencia familiar, psíquica y física. Hoy lidera organizaciones sin fines de lucro para alertar con marchas y ayuda directa a las mujeres violentadas.
La banda sonora es el hermoso soundtrack “Corazón delator” del recordado Gustavo Ceratti, en una muy buena interpretación de violoncello solista. Para ver.
Elsa Bragato
DETRÁS DE LOS ANTEOJOS BLANCOS
De Valerio Ruiz. Música de Lucio Gregoretti. Documental de 112 minutos de duración.
MUY BUENA. TESTIMONIO DE UN ÍCONO DEL CINE ITALIANO
La visionaria y vanguardista directora de cine italiano Lina Wertmüller nos permite recorrer, a sus 88 años, su residencia, su arte, sus películas, sus grandes amigos, el recuerdo de su marido Enrico Job opacado por la tremenda personalidad suya y fotografías y films de hace 50 años, en un camino magnífico y artístico de Valerio Ruiz, autor también del guión.
De algo se está seguro en este mundo: el arte está en Italia. De Norte a Sur y de Este a Oeste, la península itálica posee pequeños grandes monumentos en cada camino y cada pueblo, en cada ciudad o en sus breves campiñas cuidadas. Y la casa de Lina Wertmüller, descendiente de una familia suiza aristocrática pero nacida en Roma, es un fiel reflejo de su país.
Un gran mérito de Valerio Ruiz es haberse trasladado con la fantástica narradora frente a cámaras a los lugares más preciados para Lina donde filmó sus grandes filmes. De la misma manera que es la propia Lina quien habla de su manía por los anteojos blancos y los 5000 que compró una vez, la breve aparición de su hija María Job, los estudios escenográficos de su marido Enrico Job (falleció, vestuarista también, que trabajó junto a su mujer así como lanzo a la fama internacional a notables actores como Giancarlo Gianinni, Mariangela Melato, Harvey Keitel, y la famosa cantante Rita Pavone que, en los 50 y 60, fue una asidua visita de nuestro país. Se destaca la presencia de Massimo Wertmüller, sobrino de la directora.
Recuerdos especiales de la gran creadora cinematográfica hay para Marcello Mastroianni y su mujer Flora, quienes le presentaron a Federico Fellini. Éste contrató a Lina como asistente de dirección para “8 y ½”. Una serie de interesantes aportes hacen diferentes actores, críticos de cine e incluso Sofía Loren, Martín Scorsese, y un breve film con Nino Rota.
Porque, además de cineasta, Lina Wertmüller amó la música y escribió más de 35 letras para otras tantas melodías del gran Nino Rota. En esta recorrida por Italia y las dos residencias de Lina, su casa actual y la que perteneciera a la familia de su marido (verdaderos palacios con techos con frescos de famosos artistas plásticos), Valerio Ruiz se permite insertar fragmentos de “I basilischi” que fuera el primer film de Lina en 1964, así como “Pasqualino Sette bellezze” y “Mimí Metalurgico”, fueron películas que la consagraron en Hollywood siendo la primera mujer en tener cuatro nominaciones al Oscar (la famosa academia se caracteriza por su misoginia). Esto le abrió el camino de las producciones internacionales.
Al comienzo y al final, Lina Wertmüller canta, con voz grave y afinada canciones de su autoría. “Notte di cartapesta” produce melancolía, algo que apenas trasluce la gran directora, siempre sonriente, sin dejar sus anteojos blancos ni su señorío. Sobrevive con tenacidad y arte. Este documental es uno de los mejores que hemos visto en los últimos tiempos. No se lo pierda.
Elsa Bragato
PEGAR LA VUELTA
Documental de Nacho Garassino. Música original de María Luz Carballo. Con la participación de Pablo “Sarcófago” Cano, Miguel Villanova, Lito Epumer, Machi Rufino, Ciro Fogliatta y otros. Duración: 70 minutos.
BUENO. LOS CARBALLO, UNA DINASTÍA MUSICAL
Famosa y excelente cantante es Celeste Carballo. Pero, para el público, es una novedad que toda su familia esté formada por músicos y que, entre ellos, haya surgido María Luz Carballo, amante del blues, novia del recordado Pappo, valiente mujer que se fue hace 15 años a Chicago con la tarjeta de un gran guitarrista y mucha ilusión.
Buena intérprete tanto en voz como en guitarra, se encontró sola y seducida por una ciudad pujante pero sin lugar para los que llegan desprevenidos. Tuvo dos bellas hijas, Lucila y Luna. No tuvo suerte con el primer marido, luchó todo lo que pudo para sobrevivir tocando blues o trabajando de lo que fuere. Hasta resignó un amor duradero para criar a las nenas. Con la menor, Luna, puede viajar a la Argentina porque lleva su apellido. Fue el fruto de una “noche loca”. El regreso al país luego de 15 años la devolvió a sus raíces, que trató de no perder. Tocar con sus primos, las reuniones en familia donde se la ve a Celeste Carballo pero sin protagonismo alguno, y sus regresos a Chicago donde el blues es el nervio de la ciudad: María Blues, así la llaman, y la reconocen como la argentina de los bares de “jam”. Aunque se va acercando al tango por el recuerdo de su padre y empieza a encontrar el camino de la argentinidad sin perder su alma blusera. De Pappo tiene hermosos recuerdos, él de 41 y ella de 14, amor prohibido que se prolongó varios años.
María Luz Carballo lleva el blues en la sangre. Y entre Chicago y Buenos Aires desarrolla su vida, tal como Nacho Garassino lo muestra con su cámara, emparentando su condición de inmigrante en Barcelona con la de su protagonista. Es un buen documental que toma de sorpresa porque María Luz es una Carballo, de pura cepa. Y esto solo se sabe con el correr de la narración. Ahí está el pequeño traspié en el guión. Por lo demás, la fotografía y las sesiones de jazz, a veces un poco extensas, recrean el clima de vida de la protagonista, terminando en la esquina de su barrio donde su historia empezó: Baigorria y Miguel Conte.
Elsa Bragato