PANTALLAZOS (CRÍTICAS DE BRAGATO Y PIERRE)

AQUÍ ESTÁN NUESTRAS CRÍTICAS E INFORMACIÓN GENERAL SOBRE CINE

jueves, 24 de diciembre de 2015

LA NAVIDAD Y EL TERROR, CINE DE NAVIDAD JUEVES 24 DICIEMBRE 2015



JUEVES 24 DE DICIEMBRE DEL 2015.-
Tres estrenos llegan en esta Nochebuena, dada la cantidad de salas que tiene StarWars VII y su tremenda repercusión. Entre los nuevos films está el chileno “No soy Lorena”, ópera prima de Isidora Marras, que surge a partir de un hecho que le ocurrió: llamadas equivocadas preguntando por una tal Lorena. Esto le permitió urdir una trama donde ese tipo de llamadas producen un planteo sobre la propia identidad. No es la primera película sobre identidad equivocada o extraviada o robada o confundida. No está mal.
LA CABAÑA DEL DIABLO
Del español Víctor García. Con Peter Facinelli, Nathalia Ramos, Gustavo Angarita, entre otros. Música de Frederik Wiedmann. Duración: 87 minutos.
REGULAR. MÁS DE LO MISMO
Víctor García es un joven director español, especializado en el terror y, en este caso, en el terror paranormal. Se tomó poco trabajo don Víctor dado que transita, luego de un comienzo un tanto auspicioso, por todos los clishés del género, aún con “elipsis” que dejan muchos cabos sueltos.
“David Reynolds” (Facinelli) viaja de Estados Unidos a Colombia a buscar a su rebelde hija adolescente, “Jill” (Nathalia Ramos), quien está con su tía. Viudo, David va a contraer enlace con una norteamericana y desea que su hija esté presente. El destino será otro: toman un camino de montaña que no es el correcto, a pesar de la tía colombiana que es el “GPS” familiar. Pero no funciona bien.
Tienen un accidente, y, de pronto, surge una cabaña, más típica del terror Hollywoodense que de Colombia. Ahí está, esperándolos, trampa más que conocida. Vive un sesentón, don Felipe (Gustavo Angarita) que no los deja salir del living, malhumorado y temeroso. Y, como suele suceder, sin que nadie indique por qué ni cómo, Jill con su flamante pareja colombiana se aventuran a conocer una casa que empieza a tener pasillos y cuartos de manera insólita. No hay forma de explicar cómo surgen ni por qué se meten sin más a recorrerla. Y se encuentran con una niña encerrada en el sótano.
He aquí el “quid”. Esa niña es el diablo en persona y dejarla libre será el comienzo de una burda masacre que mezcla voces de “diablo” con espectros, sangre por doquier en una confusa –ex profeso- sumatoria de planos.
Todo indica que Víctor García, afamado en los festivales de películas de terror, tuvo una imaginación generosa en el comienzo como ubicar la historia en Colombia, pero luego desbarrancó como el automóvil que conducía a los Reynolds. Nada es diferente a lo visto, salvo algunas tomas que muestran que el español puede dar mucho más. Con este film, descansó bastante.
Elsa Bragato
NAVIDAD DE LOS COOPER
De Jessie Nelson. Con Diane Keaton, John Goodman, Olivia Wilde, Jake Lacy, Ed Helms, Marisa Tomei, Amanda Seyfried, Alan Arkin, entre otros. Música de Nick URata. Duración: 107 minutos.
BUENA. NAVIDADES ¿CON O SIN FAMILIA?
Reunir semejante elenco coral bastaría para calificar al film de muy bueno. Pero las trivialidades del guión y los clishés del género familiar navideño opacan, un poco, el resultado final.
La idea es que la familia de Charlotte (Diane Keaton) y “Sam” (John Goodman) se reúnan en la Nochebuena. Separados, aunque no tanto, quieren que las cuatro generaciones de los Cooper estén sentados a la mesa. El abuelo Bucky (Alan Arkin) y sus dos hijas, “Charlotte”(Keaton) y su hermana “Emma” (Marisa Tomei), enfrentadas, el yerno Sam (Goodman), “Eleanor” (Olivia Wilde), hija de Charlotte y Sam; los hijos de “Emma” y los nietos, además del perro Rags y la tía Fishy (la simpática June Squibb).  Todos regresan al hogar, si bien no será fácil congeniar cuando se vuelvan a ver simplemente porque la vida misma los fue separando y enfrentando.
Al comienzo, el guión de Steven Rogers parece empantanarse con semejante elenco y situaciones convencionales. Pero va sorteando las dificultades y acierta en situaciones vistas, en gags, en esas mesas repletas de comida, en la infaltable nieve y las características que toma en los Estados Unidos.
Las secuencias son acertadas aunque previsibles o ya vistas, hay diálogos directos y efectivos, pulcritud en la puesta y un gran despliegue fotográfico que aumenta el impacto visual. El director Jessie Nelson apuesta a la emoción y lo consigue porque tiene un elenco con carisma y solvencia asegurada. Las reuniones familiares son similares en todas partes y en todos los tiempos. Solo que, en el siglo XXI, las tradiciones tienen otro contexto aunque la misma ternura. Para entretenerse en familia.
Carlos Pierre