PANTALLAZOS (CRÍTICAS DE BRAGATO Y PIERRE)

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jueves, 14 de junio de 2012

LA TRAICIÓN, CHIMPANCÉS, ALBERT NOBBS, PROMETEO, DESMADRE, FUERA DE JUEGO, CINE DEL JUEVES 14 DE JUNIO

JUEVES 14 DE JUNIO DEL 2012.-

Hay siete estrenos. Tres de ellos son argentinos, divididos en dos ficciones y en el documental, que no comentamos, “Parapolicial negro”, de Valentín Javier, sobre la Triple A..

CHIMPANCÉS

De Alastair Fothergill, Mark Linfield. Duración: 75 minutos. Documental.

MUY BUENA. LA VIDA DEL CHIMPANCÉ OSCAR FILMADA CON NOTABLES DETALLES

Walt Disney Studios fue pionero en la realización de documentales sobre la vida animal. Basta citar “En el valle de los castores”, de 1950 y “El desierto viviente”, de 1953. Con la tecnología actual, se echó mano a una captación profunda del reino animal, analizando la superviviencia incluso en lugares inhóspitos para la presencia humana.

“Chimpancés” fue filmada en plena selva africana, en los enmarañados bosques donde habitan estos monos, parientes nuestros más o menos lejanos. En este cas, enfoca la historia de Oscar, pequeño chimpancé, miembro de una importante familia de su raza. Y así se inicia un itinerario de su vida, de cómo va creciendo e imitando los usos y costumbres de los mayores, de cómo se provee de alimentos. En su caso son las nueces, que come rompiéndolas con golpes de una piedra. O el deleite que le producen las hormigas a las que engancha en un palito que mete en el hormiguero. El detonante en la vida de Oscar es la muerte de su madre luego de sufrir el ataque de un felino. Oscar siente la orfandad más básica que es remediada por un hecho insólito dentro del grupo: es adoptado y criado por un veterano líder chimpancé, que deja de lado su investidura para protegerlo y enseñarle a vivir en comunidad.

Las instancias de peligros límites y violentas no son mostradas con fruición de la cámara sino sugeridas, como el caso de la muerte de Oscar o bien cuando el grupo sale a cazar monos más pequeños. Tampoco la cámara se engolosina mostrando las peleas por el territorio entre grupos antagónicos.

Hay que decir que este film fue realizado por un equipo técnico sacrificado, que se internó en los bosques y se expuso a las acechanzas propias de la vida salvaje, entregándonos esta historia real y emotiva de un pequeño chimpancé.

Las lluvias, el mundo silencioso de los insectos, el crecimiento de las plantas, cuentan con secuencias maravillosas, rodadas en cámara lenta, que nos permiten disfrutar de momentos inasibles de la naturaleza para el ojo humanos. Son todos atributos de este documental exuberante y, a la vez, didáctico. Es para toda la familia; uno sale del cine con emoción en el corazón.

Carlos Pierre

LA TRAICIÓN

De Steven Soderbergh. Con Gina Carano, Ewan McGregor, Michael Fassbender, Antonio Banderas, Michael Douglas, Bill Paxton, entre otros. Música de David Holmes. Duración: 93 minutos.

MUY BUENA. THRILLER DE AVASALLANTE ADRENALINA CON EL SURGIMIENTO DE UNA NUEVA “MUJER MARAVILLA”

Steven Soderbergh sigue sorprendiéndonos con productos nobles. El realizador de “Traffic” toma a una luchadora profesional, Gina Carano, sin experiencia actoral, y la transforma en la protagonista de este film de acción que gira en torno al espionaje internacional. Crea una nueva mujer maravilla con un tinte sesentista, sin las armas y los efectos aparatosos actuales. Con el nombre de “Mallory Kane”, Gina Carano asume el rol de una especial luchadora de ficción que se trenza con cualquier hombre que se le ponga en el camino. La lucha es de igual a igual, desparramando un repertorio de trompadas a las que les añade las patadas voladoras, más saltos y corridas, sin miramientos con el sexo opuesto. Los pone de espaldas y los mata.

La película está filmada en Barcelona, Dublin y los Estados Unidos. Hay pura acción, atrapante, casi sin diálogos, con derroche de adrenalina que asombra al espectador.

Soderbergh sigue filmando y encarando desafíos argumentales que suelen ser buenos, atractivos para el público, y taquilleros. Fanático de las cámaras digitales, rodó muchas secuencias con estas cámaras y a puro vértigo para luego compaginarlas en forma inmediata. Y son el “quid” del film, la rapidez avasallante y el ritmo compulsivo. A estos aciertos técnicos, Soderbergh le añade la creación de una nueva vengadora en la figura de Gina Carano, que va a asombrar por sus habilidades. Esto es tan así que el mismo realizador (muy admirado por George Clooney) dijo que, sin ella, no habría abordado este film, delicado, vertiginoso, con sutil humor y cierto erotismo, dotado además de una fotografía que deslumbra dentro del género.

La música de David Holmes y la textura de muchas secuencias nos remiten a otras décadas, como indicamos al comienzo. Pero el objetivo está alcanzado plenamente, incluyendo a una pléyade de actores que sustentan la labor protagónica de la debutante Carano. De este elenco no podemos dejar de mencionar al nuevo “fetiche” del cine norteamericano, Michael Fassbender, a quien vemos esta semana también en “Prometeo”. Estamos frente a un thriller atrapante de principio a fin.

Carlos Pierre

PROMETEO

De Ridley Scott. Con Charlize Theron, Naomí Rapace, Michael Fassbender, entre otros. Música de Marc Streitenfeld. Duración: 122 minutos.

REGULAR. CONFUSA MEZCLA DE TEORÍAS FILOSÓFICAS CON MONSTRUOS MUY CONOCIDOS

La decepción es la sensación que deja este tanque de Hollywood, dirigido por Sir Ridley Scott, quien, en algún momento, habló de “precuela” de su famoso “Alien”, la intención del film que toma otros rumbos insólitos, especialmente desde lo conceptual.

El guión es flojísimo. Desde el comienzo se mezclan distintas teorías, que no se desarrollan, apenas esbozos que confunden, desde el hombre-robot y su gestación hasta el origen de la raza humana y la existencia de Dios o no. Todo esto dentro de una nave espacial que elige un planeta y un punto específico para investigar sin mayores explicaciones al espectador, ubicados en el 2059.

A medida que avanza la narración, se observa una delectación de Sir Scott por la holografía, prácticamente el único efecto especial diferente que emplea hasta el hartazgo. Lo demás lo vimos en muchas películas y con mayor desarrollo tecnológico. Los personajes tampoco son convincentes. Charlize Theron es la jefa de esta misión donde se mezclan seres en hibernación, hombres-robots y humanos comunes que hasta fuman (en ambientes cerrados…), despertares nauseabundos y equipos computarizados de cirugías espeluznantes que, sin embargo, vienen a ser lo más novedoso (ver una cesárea sin anestesia realizada por estas máquinas resulta la secuencia más espeluznante y atractiva del film).

Theron tiene su parcela “terrestre” en una suerte de loft cósmico adosado a la nave. Resulta ridícula tanta humanidad terrestre en medio del planteo del film: monstruos amurados, pulpos con tentáculos que se meten por la boca y destripan, aguas viscosas que generan aliens, y hasta el alien mismo cuya aparición no tiene razón de ser ni siquiera como precuela.

Rescatamos de tanta debilidad argumental, plagada de escenas desagradables (vómitos, secuencias terribles al quemar con antiguos lanzallamas a los compañeros infectados) a Naomí Rapace, la actriz que saltó a la fama por ser la protagonista de la adaptación de los films suecos basados en la trilogía de Stieg Larsson. Tiene una actuación convincente aunque no son creíbles ni el personaje ni las circunstancias que debe vivir. Todo es previsible, ya visto.

En el personaje de Rapace está el “quid” tan oculto en el argumento de Prometeo, y hay que esperar bastante para que Scott se digne a traerlo al primer plano del interés del espectador. Es la pista a seguir luego de tanta confusión, holografías de muertos vivos, y monstruos de una cabeza y miles de tentáculos, amurados en paredes azules-grises, con jeroglíficos que son similares a otros conocidos en la Tierra y que hablan de la gestación de la humanidad gracias a los extraterrestres.

Más allá de la pobreza de los efectos especiales, apenas salvada por la holografía, está la pobreza y confusión conceptual del film. La mezcla, sin desarrollo, de hipótesis filosóficas muy respetables, que han devanado los sesos de los grandes de la filosofía de todos los tiempos y de las religiones del mundo, nos puede hacer creer que estamos frente a una película con “densidad argumental” y no es así. Es confusión por tanta teoría: se está en el cosmos, pero la jefa vive en un loft terrestre; se mantienen vivos a seres humanos y se está dirigido por un robot (Michael Fassbender) con la ayuda de un anciano que aparece en forma holográfica, ¿vivo o muerto?; los muertos traspasan a humanos y robots, también holográficamente, y trabajan en la generación de vida a través de extraños huevos que laten en un oscuro túnel de un planeta inhóspito. ¿Hacia dónde va Scott? ¿Hacia la búsqueda del “Alien” que justifique sus antológicos films de 1979 y 1982 o hacia la búsqueda de Dios? Todo junto, buena melange, y éste es el mérito del film unido a que, de manera insólita, entretiene de principio a fin: poner todo junto y hacernos creer, o intentar al menos, que estamos ante la resolución de uno de los grandes mitos del cine contemporáneo: los aliens. Entretiene, sí, a partir de lo ya visto. Para fans de Ridley Scott.

Elsa Bragato

EL SECRETO DE ALBERT NOBBS

De Rodrigo García. Con Glenn Close, Mia Wasikowska, Brendan Gleeson, Brenda Fricker, Aaron Johnson, Mark Williams, entre otros. Música de Brian Byrne. Duración: 113 minutos.

BUENA. NOTABLE ACTUACIÓN DE GLENN CLOSE EN UN FILM SOBRE

LA ELECCIÓN SEXUAL EN ÉPOCAS DE OPRESIÓN

Glenn Close interpretó a su “Albert Nobbs” hace 30 años en el off Broadway. La historia de esta mujer, abusada en su niñez que busca refugio en una imagen masculina para sobrevivir en una sociedad machista y conseguir trabajo, se basa en un cuento del inglés George Moore, y en la adaptación teatral del mismo de Simone Benmussa. A la hora del guión, también Glenn Close intervino así como es una de las productoras ejecutivas de la película, destino de las grandes estrellas de Hollywood que superaron los 50 años.

“Albert Nobbs” es el nombre de esta mujer travestida como hombre que ingresa a un hotel a los 14 años y se convierte en la mano derecha de los dueños. Casi no habla, musita, y lleva un orden exasperante en su pequeña vida y en todo lo que hace. No sabe lo que es el amor, cree que ama cuando piensa en armar una familia, como la que no tuvo, y para la que afanosamente va guardando las propinas durante 30 años en un lugar secreto de su pequeño cuarto. Su sueño es abrir una tabaquería, tan comunes en Europa, y en ella se imagina a la joven mucama del hotel como compañera.

El film conserva la estructura teatral: siete escenarios movibles que, en el cine, se plantean con unidad. Pero no es difícil ubicarlos en un escenario “mental”. La realización es, en este sentido, de gran valor, con una recreación de la vida de Dublin del siglo XIX muy preciosista.

Y el problema narrativo está en el sobrevuelo del realizador Rodrigo García (el hijo mayor de Gabriel García Márquez, a quien hemos conocido en otras realizaciones) en los personajes: resulta lineal la construcción de los mismos, no hinca la cámara, no se detiene en ellos, los esboza, con la salvedad de Glenn Close que conoce a su Albert Nobbs al dedillo y lo demuestra, resultando una de las actuaciones más logradas de la actriz que mereció el Oscar por esta interpretación y no así Meryl Streep por su ministra británica.

Para “Albert Nobbs” no existe otra identificación que su nombre, no sabe cómo se llamaba antes, y desconoce las virtudes de ser mujer. Una pareja homosexual de mujeres le abre la posibilidad de pensar en un hogar y busca a una joven mucama como destinataria de su amor “virtual”, creyendo que amar es decirle a otro “me quiero casar con vos”. Sin duda, estas secuencias son las más significativas del film y las que muestran la hipocresía del siglo XIX, hipocresía que sea mantenido prácticamente hasta no hace poco. ¿Por qué Albert Nobbs se niega a ser mujer? ¿A qué teme? ¿Sabe realmente que significa ser mujer? Son algunos de los temas que nos plantea este personaje críptico y desgraciado que encarna Glenn Close. Pero, insistimos, están planteados, nada más.

Encontramos secuencias que no tienen mucha explicación dentro de la propuesta: la mano derecha de los dueños de un hotel que abandona su trabajo sin avisar para realizar pequeños paseos por Dublin no resulta creíble, aunque sea una exigencia del guión para darle cierto desarrollo al protagónico. Sin embargo, resulta interesante el planteo de la elección sexual, en unos personajes por convicción, en otros por desconocimiento. Así como el planteo, nada más que eso, de las secuelas psicológicas en la mente de una mujer producidas por violaciones físicas y violencia psicológica en la niñez. Glenn Close, magnífica, como otras actuaciones. El pase del teatro al guión… muy endeble.

Elsa Bragato

DESMADRE

De Jazmín Stuart y Juan Pablo Martínez. Con Claudia Fontán, Florencia Otero, Luz Cipriota, Nazareno Casero, entre otros. Música de Sebastián Escofet. Duración: 105 minutos.

BUENA. LA RELACIÓN MADRE-HIJA EN UN FILM DE TINTE EXISTENCIALISTA

Jazmín Stuart, reconocida actriz de teatro y televisión (Mujeres asesinas, El hombre de tu vida, entre muchos otros trabajos), junto a Juan Pablo Martínez, dirigió esta película, luego de su experiencia de “El hombre que corría tras el viento” del 2009. En esta oportunidad, se basó en la novela “Para ella todo suena a Frank Purcel”, del mexicano Guillermo Fadanelli.

La historia se centra en “Carla” (Florencia Otero), una adolescente de 19 años, que representa el rumbo incierto de muchos jóvenes de su edad, con cierto desgano por lo que ocurre a su alrededor, criada sin su padre y con una madre (Claudia Fontán) que no ejerció su rol. La reaparición de ésta en su vida produce el conflicto que desarrolla la trama: su madre compite con ella, mantiene esa actitud de “des-madre”, y Carla cumple con el ritual de la vida en forma apática, desganada, vestida de negro, ocultando su belleza y su juventud y con incertidumbre sobre su elección sexual, ¿chicos o chicas?

El film trasunta amablemente este desencanto de la adolescente protagonista, cumpliendo casi a rajatabla con los enunciados de la novela original e impregnando el film de una pátina de ligero aburrimiento, como el que sufre Carla. La película tiene cierto reflejo de aquellas otras vivaces pero desencantadas de la “nouvelle vague”, ese tono casi existencialista de ver transcurrir la vida porque no queda otra que hacer. Es una propuesta válida.

Carlos Pierre

FUERA DE JUEGO

De David Marqués. Con Ricardo Darín, Diego Peretti, Carolina Peretti, “Chino” Darín, Fernando Tejero, entre otros. Música de Nico Cota y Macho Mañó. Duración: 103 minutos.

REGULAR. LOS DARÍN EN UNA HISTORIA SIMPLE Y SIN MAGIA

Este film trae una gran sorpresa: la presencia de Ricardo Darín en las secuencias iniciales que introduce a su hijo en la vida real, Chino Darin. No aparece en los créditos. Pero entendemos que debemos mencionarlo porque tiene un doble rol: el de lanzar a su hijo como protagonista de cine y el de su propio e innegable carisma además de una gran generosidad como actor y como papá.

La historia se centra en la muerte de un representante de jugadores (Ricardo Darín), “tío” del aburrido Diego (médico encarnado por Diego Peretti) quien le deja el encargo de que cuide a su representado (Chino Darín, aquí “Gustavo-César”) porque un representante español quiere quitárselo, personaje que encarna Fernando Tejero como “Javi”, casado con la argentina Ana (Carolina Peleritti).

El film tiene un desarrollo clásico, muy sencillo, sin pretensiones. Y es tan modesto que no tiene magia alguna: una historia de un joven futbolista que promete ser un futuro Messi en medio de los tiras y aflojes de un médico que no entiende nada del mettier y de un representante español que se maneja sin profesionalismo buscando pegar el golpe con un virtuoso del balón y tener una gran vida. El ritmo lo ponen los diálogos, las controversias entre Diego y Javi, los enredos que se generan, y el hecho de que el film esté rodado tanto en Madrid, Valencia y Buenos Aires. Poco se ven estas ciudades sino que sirven como telones de fondo para los parlamentos continuos entre los personajes. Mucha “chiacchera”, poco sustento.

Chino Darín tiene un encanto especial, diferente al carisma de su famoso papá, que resulta prometedor más para un galán romántico en esta etapa inicial de su carrera que para otro tipo de roles. Se maneja con soltura y tiene la belleza y la juventud necesarias, además de training actoral familiar (esto es innegable), para acceder a ese tipo de roles. Diego Peretti y Carolina Peleritti están más que probados en televisión y cine y siempre son cheques al portador. Fernando Tejero es un excelente actor también. Es decir, la película se apoya en demasía en los parlamentos al mejor estilo televisivo, carece de vuelo cinematográfico.

Elsa Bragato